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Con asociatividad, cultivar cacao es sembrar paz

Con asociatividad, cultivar cacao es sembrar paz

Muchos reconocen a la hormiga como un animal que tiene un ordenado y estructurado sistema social que trabaja en equipo y con perseverancia. Por eso quizás más que una coincidencia resulta muy apropiado que este encuentro Col-Col de asociatividad se haya realizado en la cabecera municipal del Valle del Guamuez: La Hormiga, lugar en el que líderes de organizaciones provenientes de San Vicente del Caguán (Caquetá), Vista Hermosa (Meta), San José del Guaviare (Guaviare), San Pablo (Bolívar), Arauquita (Arauca), Teorema y la Esperanza (Norte de Santander), conocieran y reconocieran el trabajo asociativo y algunas experiencias exitosas de Coprocaguamuez; asociación del Putumayo dedicada a la producción de cacao que ha contado con el apoyo de APC-Colombia para su fortalecimiento y desarrollo.

A su llegada, los líderes compartieron las expectativas del encuentro; la mayoría coincidió en afirmar que deseaban aprender cómo establecer en sus territorios una economía solidaria; modelo alternativo de desarrollo sostenible que contribuya a la Colombia del posconflicto, pues ellos, quienes fueron protagonistas y víctimas de la violencia, a causa de los grupos armados, afirman que la paz sí ha llegado a sus zonas y que la nueva historia ya la están escribiendo a través de sus actividades en cacao, caucho y ganadería.

Fueron cuatro días fructíferos en los que estos líderes además pudieron compartir experiencias con productores agropecuarios como Asocazul y con productores y comercializadores agropecuarios como Comprocar que, junto a las visitas de campo a las fincas Villa Duarte, Las Delicias y La Unión, permitieron conocer de cerca los modelos de cacao en cuanto a fermentación, sistemas de preaviso de enfermedades como la monilla y fitoptora y escoba de bruja; al igual que la estructura de suelo. Así mismo, la visita al centro de acopio de Coprocaguamuez y su punto de comercialización fueron grandes insumos para que las demás asociaciones obtuvieran conocimientos relevantes para empezar a implementar en sus cultivos.

No solo de cacao subsiste el campesino

Si bien es cierto que en este encuentro de Asociatividad el producto agrario protagonista fue el cacao, también se impulsó la iniciativa de realizar cultivos alternativos que, plantados junto a este primero, permitan garantizar la rentabilidad y sostenibilidad de los trabajadores. Así, en las visitas de campo se evidenció que la siembra de plátano, arroz y de plantas como Sacha Inchi, resultan ser una buena posibilidad para robustecer la iniciativa de erradicar los cultivos ilícitos.

En el encuentro, igualmente los líderes coincidieron en compartir la problemática común en cuanto a la necesidad de recibir capacitación, contar con una adecuada infraestructura, ser apoyados en tecnificación, unificar criterios como asociación y de lograr administrar su terreno como una empresa que permita fortalecer el tejido social y le facilite industrializar sus productos.

Para ellos, el campo además necesita de la continuidad y trabajo por parte de los jóvenes, pues cada vez es más notoria su ausencia en las actividades agrarias y estas generaciones son importantes para el proceso de posicionar en el país los cultivos lícitos como el cacao.   

Trabajo de asociatividad

Después del mutuo reconocimiento, de las visitas campo, los conversatorios de intercambios de saberes y experiencias, en la jornada se realizó un ejercicio de planeación en el que cada región proyectó su plan de trabajo con actividades puntuales, priorización de acciones, recursos, fechas y compromiso.

Sin duda, para ellos la asociatividad es relevante y una gran necesidad para el desarrollo y bienestar colectivo. En este proceso, aseguran, es importante la unión del capital humano y económico, el trabajo de las familias, el saneamiento básico, el cuidado y conservación del medio ambiente. Para ello, reconocen que la base está en ser un buen humano, en saber cómo capacitarse y en hacer las cosas bien; así sus acciones inspirarán a otros a soñar más, a aprender cada día para ser mejores y así consolidarse como grandes líderes, pues en ellos es muy claro que las palabras convencen, pero el ejemplo y la coherencia arrastra y que también hay que enseñar a volar, pero volando.

El asociarse les servirá además para crecer como empresa rentable y autosostenible, mejorar el poder de negociación, cumplir con tiempos de entrega con calidad, cantidad y frecuencia, disminuir a los intermediarios y saber siempre hacia dónde se va.

Son conscientes de que en sus zonas aún la coca es un fantasma que afecta el agro, pero reconocen que será por poco tiempo, pues el trabajo realizado hasta el momento ha aportado a cerrar la brecha entre ciudad y ruralidad; además, con el cacao han propiciado un escenario de esperanza en medio del conflicto y además con la asociatividad, para ellos cultivar cacao es sembrar paz.  

Este Col-Col, organizado por APC-Colombia en alianza con el programa Colombia Transforma que es financiado por Usaid, contó con el apoyo de la Agencia de Renovación del Territorio, ART, el programa SENA Emprende Rural (SER) y la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias, quienes acompañaron este ejercicio de asociatividad rural proyectada desde lo territorial, lo productivo, cultural y social.

Al final del encuentro todos los líderes quedaron con muchas experiencias en su mente y corazón y volvieron a sus territorios con una figura de una hormiga, entregada por la Alcaldía Municipal,  que les hará recordar no solo el lugar en donde vivieron este intercambio, sino la manera de trabajar acertadamente en asociatividad.  

Qué les quedó de este Col-Col

 

Modificado el Jue, 11/06/2020 - 12:51