Las actividades que realiza el ser humano en su relación con los ecosistemas estratégicos del país, como los ecosistema de páramo, generan transformaciones en el suelo paramuno haciendo que las funciones originales del páramo (reguladores hídricos y bióticos) se alteren o se pierdan. Dentro de las actividades de transformación del páramo están: la remoción o laboreo del suelo para actividades agrícolas, principalmente cultivo de papa; o la tala de árboles o arbustos, frailejones, vegetación herbácea propia del páramo, introducción de pastos para alimentar ganado; la minería que degrada o remueve los suelos y genera varios tipos de contaminación al suelo y al agua, además de dañar el paisaje; otras actividades de antrópicas son las obras de infraestructura que rompen o fragmentan el ecosistema, como vías, represas, tanques de agua, torres eléctricas, viviendas, puentes, entre otros. En la región central se encuentran 1'387.182 hectáreas, correspondientes a 15 de los 36 complejos de páramos existentes en el país: 247.018,00 hectáreas presentan un alto grado de degradación por agricultura intensiva, tiempos cortos de descanso de la tierra, uso intensivo de pesticidas agrícolas, entre otras. Mientras 32.173,44 hectáreas se encuentran con un leve grado de degradación y se caracterizan por diferentes tipos de uso de la tierra agrícola y pecuaria. Se hace necesario la transformación de las actividades desarrolladas por los habitantes por esto, se deben liderar nuevas formas de pensamiento y actuar frente a los asuntos ambientales y territoriales, teniendo en cuenta los estilos de vida instaurados durante varios años, buscando la armonía y aumento de la capacidad de adaptación, entre las comunidades y los ecosistemas que mantienen común relación para su desarrollo